jueves, 17 de diciembre de 2015

¿Por qué pasa lo que pasa?

 Lecturas para construir comprensión / I

¿Por qué preferimos la desigualdad (aunque digamos lo contrario)? (*)

 














En la Introducción, titulada "La crisis de las solidaridades", François Dubet dice que escribió este libro con la aspiración de demostrar que la intensificación de las desigualdades (que se viene registrando en el mundo desde principios de la década de 1980) procede de una crisis de las solidaridades entendidas como el apego a los lazos sociales que nos llevan a desear la igualdad de todos, incluida, muy en particular, la de aquellos a los que no conocemos

Y se pregunta qué podría hacer que nos sintiéramos lo bastante semejantes para querer realmente la igualdad social, y no solo la igualdad abstracta. Si no se concede a los otros más que una igualdad de principio, nada impide tenerlos por responsables de las desigualdades socioeconómicas que los afectan.

La política de la igualdad (o de las desigualdades "lo más justas posible") exige la preexistencia de una solidaridad elemental. La prioridad de lo justo no puede deshacerse por completo de un principio de fraternidad anterior a la justicia misma, porque exige que cada uno pueda ponerse en el lugar de los otros y sobre todo de los menos favorecidos.

Los muy ricos son aún más ricos, y las desigualdades de patrimonio se incrementan más rápido que las salariales. La tendencia está bien consolidada, porque ahora las rentas rinden más que el trabajo. Se instala el desempleo y la precariedad, en tanto que se multiplican los trabajadores pobres... Los pobres -se dice- "roban" a la seguridad social, los desocupados "abusan" de sus derechos, y los barrios populares se han convertido en "zonas de no derecho"...

A menudo sentimos la tentación de atribuir este retorno de las desigualdades a la mera fuerza de mecanismos económicos ciegos e irreversibles, que obedecen a la extensión de un mercado mundial y al peso de una economía finaciera fuera de control, desterritorializada y apartada de la economía real. De hacerlo, nos condenaríamos a denunciar el nuevo orden de cosas sin ser verdaderamente capaces de hacer nada...

Por esto, cabe preguntarse si la profundización de las desigualdades no es producto del debilitamiento de la solidaridad. Al sentirnos cada vez menos solidarios, aceptamos las desigualdades que no nos incumben directamente y hasta las deseamos para que nos protejan de los otros, que son percibidos como amenaza y riesgo... No se trata solo de que las desigualdades y las crisis económicas afecten los lazos de solidaridad; la cuestión también es -acaso especialmente- que la debilidad de esos lazos explica la profundización de las desigualdades.

Si dejamos en manos de los adversarios de las sociedades abiertas y plurales la cuestión de saber qué es lo que nos hace lo bastante semejantes para querer la igualdad, mal podremos quejarnos de las respuestas que nos den...

Para encontrar una respuesta a tal cuestión (si tal cosa es posible), es preciso situarse en el marco de situaciones culturales y sociales bien consolidadas. Vivimos en sociedad plurales, abiertas, individualistas, y es en este contexto que hay que imaginar modos de construcción de una solidaridad y una fraternidad lo bastante robustas para que queramos verdaderamente la igualdad social.

NOTA de @machialonso: hasta aquí el planteo de la cuestión en la Introducción del libro. ¿Empezamos a conversar?
 



(*) Este es el título de la obra de François Dubet, sociólogo francés contemporáneo, publicada en español por siglo veintiuno editores, Buenos Aires, 2015.

(**) Roberto Matta, pintor chileno del siglo XX (1911 - 2002). "Hagámosnos la guerrilla interior para parir un homber nuevo". En: http://radio.uchile.cl/2015/04/05/la-historia-de-las-obras-donadas-por-artistas-britanicos-que-demoraron-19-anos-en-llegar-a-chile